28 octubre 2013

Tiempo de abordar

Ilustración tomada de la web
Mímesis fue un espacio y un tiempo definitivo.
Aquí guardo una parte grande de mis palabras, que casi siempre fueron bálsamo y grito. 

Pero todo tiene un final y Mímesis ya cumplió su cometido, como lo fue en su momento El Caleidoscopio, que murió de muerte natural y no sobrevive más que en papel en algún sitio que desconozco.


Mímesis permanece como un rompecabezas animado, alerta, latente.
Gracias por leer y visitarme en mi nueva casa:

 http://lilianavillatoro.wordpress.com/

Barrilete

Foto tomada de la web
Empecé a caminar sin camino, tomando el aire por guía y siguiendo a mis pies verticales, que de pronto se volvieron nube. 

 Seguí sin rumbo, intentando no detenerme, persiguiendo la oscuridad  que me daba certeza y dejando que la luz me envolviera como una brisa plena.

Nunca llegué a ningún destino, mis pies se acostumbraron a no pisar ningún suelo, a seguir itinerantes entre moléculas invisibles y yo me acomodé a no ver hacia atrás.

Ahora soy un punto perdido en la atmósfera, una pequeña posibilidad de sobrevivencia, un respiro entre el vapor, una gota de agua que apenas se condensa para empezar, otra vez, el viaje.

23 octubre 2013

Puertas

Foto tomada de la web
Mis puertas son rincones cóncavos en un pasillo oscuro con suelo de arcilla.
Son muros agrietados por trozos de metal retorcido que se instala con fuerza apretando las uñas grises, formando polvo y asegurando el laberinto.
Son espacios inconclusos en un tramo sin frío, sin calor, sin sonido.
Son mis puertas en sí mismas un laberinto oblicuo que se tuerce sobre su alma de acero y se cierra para abrirse mientras el fin acierta a morderle al cola al ayer inyectándole una excusa para transformarse en madera.
Una puerta enorme de madera sólida.
Cerrada.
Llena.

18 octubre 2013

Ilustración tomada de la web
Jung habla de causalidad
mientras salto paredes,
aceras,
cemento y concreto
para encontrarte en el otro lado de un hilo
que no sé si sólo estoy dibujando yo.
Ilustración tomada de la web
La niña canta una canción
modula la voz
escucha la letra
toca mi hombro.
Suelto la mano izquierda del volante
y acaricio sus dedos firmes
justo a tiempo para escuchar
que la canción es mía.
Soy su ave maría.

15 octubre 2013

Tejido púrpura

Recuerdo las piezas que usaba mi abuelo para trenzar hilos, su sonrisa franca y sus manos ágiles. Su boca cerrada para el protocolo y su risa completa cuando contaba cuentos.

Recuerdo mi sangre tibia y a mi madre enseñándome a no temerle.
Mi cuerpo abierto, palpitante, ayudándote a nacer.

Trenzo esos recuerdos a este día en que mi sangre dejó de doler.
Hilo, despacio, una madeja tibia que me cubre como un cuerpo nuevo. Un tejido inexperto que ahora voy haciendo mientras desato nudos, mientras extiendo trozos azules, rojos y amarillos, para dibujarme un bosquejo, para pintarme un anzuelo.

De rodillas, me inclino a lo profundo del estanque vacío para pescar un pasado, un recuerdo, una vida que aprendí a olvidar y ahora rescato, como peces convertidos en piedra que perforo y anudo a mi cuello
para adornar mi sombra, sobreviviente ya, después de la luz.

Camino entonces, con los pies descalzos sobre la grama fría, con los brazos extendidos y los ojos limpios,
sin miedo a las espirales ni a la calma,con el sol en la frente y el viento elevando una pequeña orilla del cuerpo de madera que la sostiene cuando gira y se levanta para mostrar los colores que son su camino, con un trazo sutil en el cielo.

11 octubre 2013

Desde que las procesiones pasan frente a la casa de mi madre, puedo observarlo desde el balcón, cada viernes santo un poco antes de las seis.
Casi siempre lleva un traje morado, la cruz alta, dorada marcando su frente, distinguiéndolo como si no fuera suficiente la actitud de emperador, la vista altiva, la seguridad de la pureza.
Yo me pregunto, cuando lo veo caminar solemne, cuántos padrenuestros habrá necesitado para expiar sus manos abusivas, su gusto enfermo, la capacidad de arruinarles la vida a dos, a tres, a cuatro... ¿a cuántos niños?
Recuerdo después, cuando mi madre decía que era buen chico, el mejor de esa familia, el más decente. No acertaba a comentar nada, solo respondía mi asco y ahora entiendo por qué.
Quizá el próximo viernes santo, dios también se entere y le borre un poco la mueca asquerosa a cambio de esta pequeña oración. Por si acaso voy a adjuntarle unas cuantas avemarias.

¿Te apuntás?

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Si pudiera dejar de escribir, seguramente lo haría. Mis otros blogs: lilianavillatoro.wordpress.com oracogeecocaro.blogspot.com eldecalogodelciempies.blogspot.com