Duerme. Un sonido burdo y esa dificultad para absorber aire. Gira los brazos, los agita en busca de oxígeno, rueda sobre un costado y encuentra un poco de paz. 00:37. Una mano roza mi antebrazo y se asegura de que sigo al lado. Treinta segundos después, una voz suave reclama compañía para encarar la oscuridad. Mi cuerpo responde, sin razonar. Mi cintura es suficiente para acomodar el pequeño cuerpo, mis brazos equilibran nuestro peso y caminamos, abrazadas como siempre.08 abril 2012
00:37
Duerme. Un sonido burdo y esa dificultad para absorber aire. Gira los brazos, los agita en busca de oxígeno, rueda sobre un costado y encuentra un poco de paz. 00:37. Una mano roza mi antebrazo y se asegura de que sigo al lado. Treinta segundos después, una voz suave reclama compañía para encarar la oscuridad. Mi cuerpo responde, sin razonar. Mi cintura es suficiente para acomodar el pequeño cuerpo, mis brazos equilibran nuestro peso y caminamos, abrazadas como siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El gato de Schrödinger
¿Te apuntás?
- Liliana
- Si pudiera dejar de escribir, seguramente lo haría. Mis otros blogs: lilianavillatoro.wordpress.com oracogeecocaro.blogspot.com eldecalogodelciempies.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario