11 julio 2012

Postal

-Te escribo del futuro- te dije en aquél chat.  Respondiste con un -jajaja- ante las quince horas que nos separaban y el medio mundo que se ponía por delante.  Fue temporal. Vivimos al borde de sentirnos lejos, de saber que el otro estaba solo y nosotros también.  Esa temporada fue buena porque aprendimos a vivir en libertad, aunque no fue por convicción sino por circunstancia. Te dejé ir, me dejaste ir. Nos sabíamos lejos y confiamos, porque sabíamos que no podía ser de otra forma.
Medio mundo, Asia por delante y Guatemala en la espalda. Tres aviones. Itinerarios cargados. Trenes constantes. Y estábamos. 

Pequeñas estampas, postales de nosotros, como ese viaje a Japón, que se quedan ahí, diluidas en recuerdos. La vida fue buena, dimos ternura y amor al tope. Nada cambió, cambiamos nosotros. El agua que no se detiene.


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