30 septiembre 2013

La (re)(a)nunciación.

Llegó Gabriel a casa de María, enviado por Deus en misión especial. Era de noche, porque no querían que nadie supiera. Implícito estaba el silencio, porque ayudaba a incrementar el misterio y a darle a María un toque de idealismo e ilusión romántica que la ayudara a decidirse por el sí.

Gabriel, preparado en oratoria y con la voz suave y convincente, empezó el discurso salpicando de bendiciones. 

María escuchó cada palabra y respondió: 
Ni mierda. El plan suena bien en propósito y si quiere yo misma le entro a la paraboleada y la conversión de vino. Milagritos al fin que si vamos a hablar de amor, igualdad y verdad, lo mismo da si lo hace alguien que se llame Yisus, Yanine, Kevin o Mary, pero embarazo nel. Se detuvo para terminar de comprender la idea y continuó  Y dígale a Deus que antes debemos establecer los parámetros de esa relación. ¿Va a ser laboral o qué?

Gabriel, creyendo que María no comprendía, repitió:
Bendita seas...
María interrumpió:
Oiga, aquí las pajas a otro lado.

Gabriel intentó planteando el asunto de la obediencia y dándole sentido al sacrificio.
María respondió:
¿Qué es esa mierda? Además dijo María yo ni lo conozco a usted y tampoco me atrae esa palomita a la que llama Espíritu Santo. A esa onda del alquiler de vientre no le hago.

Gabriel quiso continuar argumentando la gracia que María gozaba a los ojos de Deus, pero ella inmutable continuó  Mire, ya me leí las profecías y le cacho que la onda va por el bien común hojeó rápidamente sus copias de Engels y continuó pero miro muy coercitivo el asunto, además nada sano. Y puedo seguir dándole argumentos pero la verdad ya tengo sueño y está en propiedad privada, así que es tan amable y desaloja o voy llamando al 911.

Gabriel, confundido, volvió con Deus que esperaba afuera masticando su chicle eterno.
¿Y diay? preguntó Él. 
Dijo que nel  respondió Gabriel mientras observaba las vueltas de la goma de mascar en la boca profunda—, y a propósito, yo renuncio.

Devolvió llaves, smartphone y claves. Nunca vio la expresión de Deus, pero desde entonces el mundo ya no fue tan pura mierda.



27 septiembre 2013

No es para siempre.

No me diga que no puedo
que mi vida no va a ser normal
(¿qué lo es?)
que estaré marcada para siempre
y definida
por el daño y el dolor

No sea absurdo en culparme
poniéndole a la violencia mi nombre
mi rostro
mi mañana
porque entonces usted se convierte también
en mi violador

Me asesina (junto)
a cualquier esperanza
compadeciéndose de la maldad
y creyendo que soy
el resultado de otros
y no lo que realmente soy,
aunque todavía me esté buscando.

Después de los golpes
de la saliva forzada
del excremento adherido a mi reflejo
no necesito que alguien venga a repetirme
que para siempre
voy a seguir siendo
eso
que puedo ver
recordar
odiar
y dejar
como cualquier otra cicatriz,
como esta que ahora
me está construyendo.


¿Hay una cura para la muerte?

–pregunto, con la niña instalada otra vez aquí dentro.
No, –responden cientos de voces adultas, razonables, académicas– No existe ninguna.
–Entonces, pregunto otra vez yo, –¿cómo sé que después de vivir tantos años en este cadáver, puedo remendarme el alma?

Nadie responde.
Todos esperan que conteste yo.

26 septiembre 2013

Rorschach

Me veo de pronto con un puñal en las manos,
lamiendo la sangre fresca sobre la hoja gris.
La sangre es tibia, reciente;
el metal es frío, razonable.

Mi lengua recorre el filo sin miedo.
La sal se pega a mis papilas, la siento;
me lleno de placer,
de paz.

En el suelo, chispeantes, yacen cientos de fragmentos
que devuelven el brillo de unos ojos desviados,
de una risa calmada.
Las caras repetidas de una mujer de pelo oscuro y labios teñidos
(de rojo)
que se detiene un instante
(perfecto)
para alimentarse de su propio reflejo
después de asesinar dos fantasmas.

25 septiembre 2013

Libro

Este libro se cansa de estar abierto
de ofrecer palabras
de acomodar frases
de intentar transmitir lo que nadie entiende

El libro sabe de sacrificio,
soporta la luz, el manoseo
las páginas dobladas, 
el repetir y el remarcar

Soporta el silencio que queda
cuando lo encuentra la madrugada, solo
a la par de la almohada

No se queja, se muestra
no intenta aclarar, comprende
que es también 
otro espejo.

24 septiembre 2013

Septiembre VII

Llevo aún el dolor dentro, sigo viviendo dentro del cadáver. Intento mantenerme a flote y lo logro a veces.
- Sonrío para no llorar, dice él; - No sé lo que quiero, decía mi ayer; - No ofrezco certezas, reclamás vos.
Todas las frases son ciertas. 
Río, no sé lo que quiero y ni yo entiendo mi verdad. Apenas doy unos pasos y el dolor me hace recordar que no quiero morirme, que tengo años ganándole el pulso a la oscuridad, intentando doblarle las intenciones a estas ganas de cerrar para siempre la boca, de no tener que hablar.  

Me encuentro todavía por las noches sacudiendo a escobazos la tristeza, dibujando un bosquejo cómodo, limpio y encuentro otra vez los despojos queriendo meterse a la fuerza en el recuerdo nuevo. No puedo más. No más maletas, no más viajes, no más huir. Me aferro a lo que soy, a aquello en lo que me he convertido y doy el primer paso: ver la coraza. No la deshecho, la acaricio. Ha sido mi resquicio, mi cueva, mi seguro personal, mi forma de evadirme de los otros, de vos, de mi.  He sido un experimento constante, la imperfección intentando disimularse. Tu plan, tu seguro, tu póliza. Mi nada. Y ya no quiero serlo. No más.

Acaricio mi superficie rugosa, mi tono inválido, mi vista necia, mi mano absurda, mi piel cicatrizada, mis pies. 
Ya quiero caminar otra vez
y sonreír.





23 septiembre 2013

Septiembre VI

Llego a casa, bajo la lluvia.
Una película rosa no se quedaría atrás.
Vos disimulás la incomodidad que te provoca este hogar ajeno
no sabés que esperar.
Yo encuentro aquí dentro un sentimiento extraño, tibio.
No tengo nada, tengo sopa y el cariño me sabe igual.

18 septiembre 2013

Rumbo


Hay un sitio despoblado, frío y áspero
un círculo de oscuridad
que oprime por dentro
con el hambre voraz del dolor

Es una plataforma en la orilla del abismo
(propio)
un escalón sin continuidad
(ni retorno)
es la falta de todo
y la presencia de nada

es el hielo
la falta de luz
la sed 
es el miedo que se burla
en el espejo

Es el ovillo que encierra a una niña
que se volvió sorda de tanto gritar
que toma entre los brazos su cabeza
intentando proteger su último resquicio

Desde ahí, en ese pozo maloliente
atisbo y veo una luz
(la de tus ojos)
un gesto
(tu sonrisa)
sílabas aisladas de otro dolor
y no importa
mi cuerpo cubierto de sangre hecha costra
de lodo
de golpes
de violencia
si el día que pueda levantarme, sé
que un solo sonido 
de un minúsculo grito
logró llegar a tu oído
y hacerte voltear
hacia el faro que, aún apagado,
intenta ser rumbo.

Si aún entre todo el estropicio
una grieta se permite filtrar
una sola partícula
se cuela
y desata las mínimas realidades,
las espirales, los destinos, las casualidades
y te da un motivo, uno solo
para ser feliz.

Septiembre V

Otra vez encontré a la extraña en el espejo. 
Ilustración tomada de la web
Esta vez los círculos morados no estaban más 
debajo de sus ojos y dentro, muy dentro, 
había un brillo. 

No quiere morir, me dice. 
Quiere que la deje reír un poco más. 

Quiere querer, quiere ternura. 

Quiere sostenerse en el recuerdo 
de su mano derecha reptando 
sobre la sábana, 
atravesando la almohada 
para anclarse a la mano tibia y exacta, 
cerrarse completa y quedarse guardada ahí, 
para siempre.

Es mi hogar -susurra.  

Septiembre IV

Dentro de mi hay un hilo de memoria que me recorre entera
Foto: tomada de la web
tengo memoria en las manos
en la frente
en la boca
en las piernas

El aliento que exhalo tiene memoria
tiene memoria el calor de mi pecho
y el frío que llena este vacío

Tienen memoria mis ojos y el velo que los cubre
tiene memoria mi piel, en la frontera de cada cicatriz
en los bordes de cada herida

Tienen memoria mis pasos, mi destino, mis sueños,
el suéter que perdió por fin el olor de la ausencia
y la vergüenza,
un trozo de tela azul que espera paciente en una gaveta
y que no merece secar mis lágrimas.

Tiene memoria mi olfato
y mis uñas, mis nudillos blancos
mi fuerza nula

Guarda memoria mi silencio
él la guarda toda.

13 septiembre 2013

Septiembre III

Siempre que viene conmigo al trabajo revisa mis gavetas, repitiendo el mismo ejercicio curioso que hacía yo en la cómoda de mi mamá. Me deja cartas, dibujos y notas, porque sabe que los guardo para los días grises, que son mis anclas cuando el barco se hunde.
Hoy encontré un pequeño post it, con el adhesivo gastado y un sencillo "te amo mucho" escrito a lápiz sobre el papel amarillo brillante. Le agregué un trozo de cinta y lo aseguré al lado izquierdo de mi gaveta, el que coincide con este agujero que me quedó en el pecho.
Detrás de los dibujos, hay una foto mía quizá de tres años. Es un rostro sonriente viendo hacia un lado. Siempre me gustó esa foto. Me gustaba otra con la misma ropa en un estudio antiguo sentada sobre un caballito de plástico pequeño, pero se extravió. En este retrato, mis hombros están un poco levantados queriendo restarle importancia a algo que no recuerdo bien. Mis dientes aún no son definitivos y se muestran como los de ella. Es en lo único que nos parecemos -me dijo anoche, mientras abrazaba a su papá, al que quiere parecerse en todo.

Yo escribo estas palabras ahora que la marea de dolor se alejó y me permite a pesar de la sal, respirar y sostener los dedos contínuos para hilar más frases.

A la niña del retrato la perdí hace mucho tiempo. La lloro aún, pero debo rescatarle la sonrisa.
A la niña de los dibujos la tengo conmigo. Brilla cuando le recuerdo que el sol resplandece cuando ella sonríe. Ella no sabe la fuerza de los caminos que abre, pero sabe que dentro de esta ruina que ella imagina un palacio, se encuentra una habitación especial, llena de todas las cosas que compartimos y soñamos; que ahí dentro nadie más que ella habita.  Eso le gusta.

A mi me gustaría pensar que puedo guardarla tanto como mi cuento ilustra.

09 septiembre 2013

Septiembre II

Alguna vez terminaré esta sucesión de mudanzas y me quedaré con la sensación de paz, de quietud, de calma. Cerraré finalmente los cajones, desempacaré los últimos restos de estropicio. Me sentaré en un sillón a contemplar en paz la lluvia, sin esperar que termine.
Sembraré un árbol que represente mis raíces.
Caminaré con los pasos lentos en un espacio que será por fin mío.
Cerraré los ojos, imaginando arcoiris en tonos ocres.
 Despertaré segura de abandonar la pesadilla.

No dudaré en abarcar mi propio abismo. Desde la orilla de mis gotas en calma, de su carencia de playa, inauguraré un charco con un barquito de papel, confiaré en su corta navegación. Soplaré y haré una tormenta y lo veré hundirse mientras mi fe en lo efímero se restaura y me preparo para irme, sin nada.

La oscuridad vendrá y me cubrirá. No acierto a escuchar voces ni pasos que susurren cuándo o cómo, pero confío en que no se atrase.

06 septiembre 2013

Septiembre

Con los ojos abiertos y el libro cerrado
recuerdo el beso aquél que nació torpe
y se negó a rendirse.
Revivo y mis labios se mueven
y siento otra vez tu lengua
navegando en mi boca
tus dedos recorriendo mi brazo
con la paciencia de un cariño
que no necesita explicaciones
para elevarse y arder como cometa
mientras beso tu cara, tus párpados, tu boca
y no soy más el cuerpo lívido que recuerda pegado a la almohada
somos otra vez los dos
enlazados en las manos que por ahora son solo palabras esperando
volverse nudo apretando la distancia.




Rezo

Quiero ser ese  número invisible
volverme una de las 4 entre 10
la 3 de cada 7
una lágrima anónima
el grito perdido en el silencio
la herida del alma y el cadáver andante
que prefiere retomar sus huesos
y caminar entre sus propios escombros

A vos te hago el trato
dios tirano
que pedís fe y devolvés mierda
a vos que te encerrás en encajes,
inciensos y nubes inalcanzables.
A vos que pedís que viva diferente
que cumpla unos preceptos 
que me convierten en objeto
y me relegás al sufrimiento
para valer ante tus ojos

Con toda la rabia que me nace
te cambio mi vida
mi piel, mis piernas, mi vulva, mi vagina
el placer enfermo que le causo a un idiota
te lo entrego
regodeate,
llenate de placer, te lo doy.
Me desnudo, cierro los ojos y acepto el miedo
si a cambio la dejás a ella fuera
si le evitás las lágrimas
los gritos
las heridas
los huesos.

Y soy capaz entonces de retorcerme en mi herejía
de adorarte de rodillas, abrazarte y darte gracias
por un amor dependiente que me exige agradecer
por las inmundicias y el desperdicio que me lanza
y que me obliga a recoger.

Besaré entonces tu amor egoísta 
que me reduce a aceptar o aceptar
y habla de libre albedrío pero me encierra en la culpa,
dios ciego y mentiroso
que se vende omnipotente, 
capaz, como un mago mediocre, de mover hojas insulzas
y hacerse a un lado para que el dolor golpeé fuerte
pidiendo después con todo candor
resignación, perdón y fé.

Dios, diosa, dioses
tiranos, absurdos
maniáticos y sicóticos
titiriteros invisibles
reducto de mentiras
metáfora de la impotencia
yo me entrego,
vos cumplime.





02 septiembre 2013

Lunes.

Dejé de intentar con el switch. Ese ruido sordo que producen las últimas chispas de electricidad buscando la energía acumulada que se diluyó hace muchas horas me producen una mezcla de risa y llanto. Son las 7 de la mañana. No llegaremos a tiempo.
M. inicia una nueva rutina. Las comodidades que teníamos al vivir en este pueblo se están volviendo invisibles, debemos integrarnos a un vendaval distinto, hacer vidas separadas, comeremos lejos una de otra, no nos veremos, no podré ayudarla con su tarea.  Pero estará mejor.
Hay demasiado ruido en este silencio. Se me deshilaron los asideros. No tengo alas, el último par quedó descompuesto después de intentar un vuelo extremo. Mis pies hoy no tienen fuerza. Mi garganta está sellada. Mis dedos están muertos. Si cada uno de los segundos que nos llevaron a instalarnos en este lunes se hiciera concreto, sería una arista demasiado filosa y seguiría rasgándome la piel, como lo han hecho los últimos siete días.
Siete días.
Siete muertes
Siete noches
A veces quisiera pensar que esta espiral que nos golpea es un mal sueño, quisiera que todo fuera un simple berrinche, un cambio cualquiera y seguir riendo mientras miro tu risa, pero el truco de niña ya no funciona. Me tapo los ojos con ambas manos y todo sigue ahí.

¿Te apuntás?

Mi foto
Si pudiera dejar de escribir, seguramente lo haría. Mis otros blogs: lilianavillatoro.wordpress.com oracogeecocaro.blogspot.com eldecalogodelciempies.blogspot.com