
volverme una de las 4 entre 10
la 3 de cada 7
una lágrima anónima
el grito perdido en el silencio
la herida del alma y el cadáver andante
que prefiere retomar sus huesos
y caminar entre sus propios escombros
A vos te hago el trato
dios tirano
que pedís fe y devolvés mierda
a vos que te encerrás en encajes,
inciensos y nubes inalcanzables.
A vos que pedís que viva diferente
que cumpla unos preceptos
que me convierten en objeto
y me relegás al sufrimiento
para valer ante tus ojos
te cambio mi vida
mi piel, mis piernas, mi vulva, mi vagina
el placer enfermo que le causo a un idiota
te lo entrego
regodeate,
llenate de placer, te lo doy.
Me desnudo, cierro los ojos y acepto el miedo
si a cambio la dejás a ella fuera
si le evitás las lágrimas
los gritos
las heridas
los huesos.
Y soy capaz entonces de retorcerme en mi herejía
de adorarte de rodillas, abrazarte y darte gracias
por un amor dependiente que me exige agradecer
por las inmundicias y el desperdicio que me lanza
y que me obliga a recoger.
Besaré entonces tu amor egoísta
que me reduce a aceptar o aceptar
y habla de libre albedrío pero me encierra en la culpa,
dios ciego y mentiroso
que se vende omnipotente,
capaz, como un mago mediocre, de mover hojas insulzas
y hacerse a un lado para que el dolor golpeé fuerte
pidiendo después con todo candor
resignación, perdón y fé.
Dios, diosa, dioses
tiranos, absurdos
maniáticos y sicóticos
titiriteros invisibles
reducto de mentiras
metáfora de la impotencia
yo me entrego,
vos cumplime.
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