Creo:
1. En la vida y a huevos, esto incluye la muerte.
2. En la coherencia, porque nunca he sido más feliz que cuando coincide lo que pienso con lo que hago.
3. Creo en la humanidad y en un par de cosas esenciales que nos ayudan a convivir aunque no convivamos, como el respeto a los derechos del otro y la otra y algunas obligaciones necesarias para este sistema que aunque no me gusta, abordo diariamente, como pagar impuestos, cumplir con mi trabajo, pagar lo justo, no contaminar, bla-bla-blá. Bla-bla-blá.
4. Creo en el amor en cualquiera de sus formas, el amor bonito, cálido, tierno; el amor intenso, el que se apaga rápido, el que atropella, el que crece, el que resplandece y creo en su muerte natural o no, lo que sea y que pueda convivir con la libertad: alimenta.
5. Creo en las reacciones químicas, en el instinto de supervivencia, en la ciencia y en las fórmulas que nunca son las mismas para todos.
6. Creo en las preguntas y en las infinitas formas de respuesta, en las espirales, en el eco, en el tiempo, en las coincidencias y en aquellas que no lo son pero que condimentan, de alguna forma, eventos que de otra forma serían planos y sin gracia.
7. Creo en el arte y creo en vivir. Es redundancia, porque no se puede vivir sin arte y viceversa y en cierta forma he elegido vivir mi vida esculpiendo cada detalle de acuerdo a lo que me gusta: puede ser un trozo absurdo e informe o una cornisa elaborada. Yo la decido, o decido no decidir, pero es esta propiedad de decisión la que me inunda y me hace nadar todos los días, con tabla o sin tabla de surf, contenerme dentro de la balsa o abandonarme en el agua profunda o no nadar, que al final el no tener plan es un buen plan.
Así, querido terapeuta, que no tengo mucha complejidad para mostrarle. Solo estos puntos. El detalle lo voy construyendo. A veces me lo invento y me cuadra. A veces me toca levantarme del suelo, sacudirme las rodillas y seguir caminando. A veces lloro y a veces río y eso me recuerda el punto número 8:
8. Río, como y lloro con ganas, porque la risa y el llanto son como el amor, si se guardan se pudren. Y la comida ¡ay! no tengo justificación para ese pecado.
Son 8, el resultado de sumar 4 y 4. Es decir, doblemente perfecto. (¿Otra coincidencia?)
Tarea cumplida.
Lo veo en febrero.
1. En la vida y a huevos, esto incluye la muerte.
2. En la coherencia, porque nunca he sido más feliz que cuando coincide lo que pienso con lo que hago.
3. Creo en la humanidad y en un par de cosas esenciales que nos ayudan a convivir aunque no convivamos, como el respeto a los derechos del otro y la otra y algunas obligaciones necesarias para este sistema que aunque no me gusta, abordo diariamente, como pagar impuestos, cumplir con mi trabajo, pagar lo justo, no contaminar, bla-bla-blá. Bla-bla-blá.
4. Creo en el amor en cualquiera de sus formas, el amor bonito, cálido, tierno; el amor intenso, el que se apaga rápido, el que atropella, el que crece, el que resplandece y creo en su muerte natural o no, lo que sea y que pueda convivir con la libertad: alimenta.
5. Creo en las reacciones químicas, en el instinto de supervivencia, en la ciencia y en las fórmulas que nunca son las mismas para todos.
6. Creo en las preguntas y en las infinitas formas de respuesta, en las espirales, en el eco, en el tiempo, en las coincidencias y en aquellas que no lo son pero que condimentan, de alguna forma, eventos que de otra forma serían planos y sin gracia.
7. Creo en el arte y creo en vivir. Es redundancia, porque no se puede vivir sin arte y viceversa y en cierta forma he elegido vivir mi vida esculpiendo cada detalle de acuerdo a lo que me gusta: puede ser un trozo absurdo e informe o una cornisa elaborada. Yo la decido, o decido no decidir, pero es esta propiedad de decisión la que me inunda y me hace nadar todos los días, con tabla o sin tabla de surf, contenerme dentro de la balsa o abandonarme en el agua profunda o no nadar, que al final el no tener plan es un buen plan.
Así, querido terapeuta, que no tengo mucha complejidad para mostrarle. Solo estos puntos. El detalle lo voy construyendo. A veces me lo invento y me cuadra. A veces me toca levantarme del suelo, sacudirme las rodillas y seguir caminando. A veces lloro y a veces río y eso me recuerda el punto número 8:
8. Río, como y lloro con ganas, porque la risa y el llanto son como el amor, si se guardan se pudren. Y la comida ¡ay! no tengo justificación para ese pecado.
Son 8, el resultado de sumar 4 y 4. Es decir, doblemente perfecto. (¿Otra coincidencia?)
Tarea cumplida.
Lo veo en febrero.
Posdata: También creo en la ficción.
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