26 junio 2012

Astenia

A vos, no te quiero.
Es difícil de explicar
porque no me surge siquiera
el deseo de explicarte.

Sos un cometa, un evento.
Un algo que va y viene
y al final, sos un niño,
que causa que mi alarma se active.

Con vos tengo que quitarme las ganas:
ganas de cuidarte,
ganas de protegerte,
ganas de salvarte,
porque se me antojan más,
otras ganas.

Ganas sin culpa,
ganas de ser egoísta,
de encontrarte,
de verte y
hasta de oírte.

No me mueve ningún amor solidario
no te quiero para siempre
ni para ahora
porque a vos
no te quiero.

25 junio 2012

Nunca jamás.

La tarea primera es desarmar al amor. Romperle los ideales y las presunciones. Entender que a veces es cariño y otras, se confunde con deseo.  Ahorcarlo con fuerza, asfixiarlo con un triángulo mortal intenso, sin piedad, a golpe de martillo para confundirlo.
Y ahí, en el suelo, donde quede, tirado, sangriento, lastimado, moribundo, detenerse a verlo con sarcasmo, con una sonrisa de triunfo, como si tuvieras un nuevo récord en el Nintendo. Quedarte firme y ante todo, ante esa mancha oscura de compasión o de ternura que te nace en el pecho y que te inunda y te golpea como comic japonés, ahí, sostenerte firme, tenderle la mano y decirle sin más, adiós para siempre  y nunca jamás.
Y entonces salir otra vez al encuentro de nunca jamás.

12 junio 2012

Epifanía

Cuando sea mayor, ingresaré a un grupo de vendedoras por catálogo.

Presumiré mi relación cordial con el tiempo y la taparé con cremas y cosméticos llenos de plomo. Cubriré un par de tristezas. Tomaré mes a mes un folletito lleno de promesas. Apuntaré mis flechas a un edificio verde, azul o gris, uno lleno de burócratas tristes.

Llegaré con una sonrisa pronta que acompañe el final del mes, cuando igual no alcanza nada para nada, pero podemos disimularlo muy bien.

Me sentaré a esperar un minuto, entre el tránsito de papeles y de instrucciones enredadas. Esperaré porque sé que ellas me esperarán también.

Les mostraré un mundo distinto. La crema que les devolverá la sonrisa ansiosa de los veinte. La máscara que resaltará unos ojos que no brillan. A lo mejor me compran esos trajes baratos, con tallas indefinidas y absurdas y en ello se lleven la esperanza de conservar para siempre un amor que se volvió costumbre.

Enfatizaré en el mercadeo del plástico, para que todas puedan lucirlo un poco. No debo olvidar que el brillo a nadie hace mal, les venderé una pizca.

Animaré mi cuento con las anécdotas cruzadas de la familia, de los hijos que esperan el triunfo de los pasos repetidos, de la pareja fiel y constante en las sábanas familiares, de la ilusión de las miradas ajenas y envidiosas en el pedestal de la armonía.

Repetiré hasta el cansancio, el orgullo que debe causarles ese modelo bien aprendido, calcado con tanto esmero. Me aseguraré de que se sientan felices por haber cedido su vida. Me encargaré de repetir una y otra vez, las frases que lleven mujercita, bonita, decente y buena.

Atornillaré bien mi aprobación de sus vidas llenas.
Les mostraré cómo la felicidad que sienten pero que no recuerdan, sale a flote dedicando un poco de presupuesto a mis menjurjes.
Ellas se lo merecen.
Al menos se merecen eso.
No voy a entristecerme. Prometo guardarme la tristeza para luego.
Después, lloraré.

¿Te apuntás?

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Si pudiera dejar de escribir, seguramente lo haría. Mis otros blogs: lilianavillatoro.wordpress.com oracogeecocaro.blogspot.com eldecalogodelciempies.blogspot.com