Detrás de la angustia,
del estrépito del dolor
que se escapa a bocanadas,
del mar que se carcome las pupilas
de las manos huérfanas de consuelo
de la voz sin eco,
quisiera encontrar mis heridas, mi sangre,
mi propio escombro palpitante,
para probar mi credulidad en las historias fantásticas
para pensar que Hollywood no es una mera fábrica de historias repetitivas
y que todo esto tiene un propósito, un destino
un ideal que se marca en el cénit
lejos, lejos
y que vale la pena alzarme de puntillas
para intentar tocarlo.
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