Despertó liviano. Preparó el desayuno rápido de siempre y se sentó como siempre frente al televisor, salpicando migajas. A la misma hora se levantó y cruzó la puerta del baño que como siempre, dejó abierta . Era un día repetido pero diferente. Un motor cercano lo sacó de la rutina y provocó un antojo de ventana indiscreta. Dos siluetas. Una femenina, no había duda, aunque él no supiera realmente por qué. La segunda era de un hombre con muletas. "Estatura promedio y complexión mediana"- pensó rápidamente mientras sonreía con el recuerdo del programa de detectives de la noche anterior.
"Eran dos, el carro era oscuro y no, no pude distinguir el color exacto. Tardaron un par de minutos en bajarse y entrar". Se sirvió una tercera taza de café mientras descubría su improvisada narración de programa de televisión de misterios imposibles resueltos. Se acomodó el elástico que le ceñía el abdomen y retrocedió a su sillón, recordando su torpe descripción detectivesca.
Lento, siempre le gustó sentarse lento, hasta el último instante en que el peso de todo su cuerpo caía por completo, de un solo golpe, vaciando de aire el sillón. Ese último golpe se detuvo antes de derramar su humanidad. Un pequeño sonido metálico. Parpadeó. Tragó saliva y se escucho repitiendo: "Eran dos..."
"Eran dos, el carro era oscuro y no, no pude distinguir el color exacto. Tardaron un par de minutos en bajarse y entrar". Se sirvió una tercera taza de café mientras descubría su improvisada narración de programa de televisión de misterios imposibles resueltos. Se acomodó el elástico que le ceñía el abdomen y retrocedió a su sillón, recordando su torpe descripción detectivesca.

No hay comentarios:
Publicar un comentario