
El esposo y los hijos imaginarios van de vuelta al mismo armario del que mi hija los sacó. Sonrío y le acaricio la cabeza, mientras se queda dormida. La pila de libros a mi derecha es lo más parecido al amor en este momento y entiendo la nostalgia que la vida en familia le causa. La entiendo y lucho por no partirme con el peso que sus deseos le dejan a mi individualidad.
Soy el demonio.
Un demonio feliz.
*Ilustración desde: Chipola
No hay comentarios:
Publicar un comentario