26 junio 2013

Sweet home

Pasa, decía mamá que a todas las familias les pasa, los matrimonios tienen etapas difíciles (cada 7 años dicen algunos), la rutina se impone, la falta de novedad, el sexo repetitivo, las cuentas, las insatisfacciones propias y las compartidas, la vida que se ve terminada en plena juventud con un plan cierto, la hipoteca planificada, el miedo a la vejez, alguien que notó una oportunidad y habló en un lenguaje atrevido y le movió la esperanza de colorear el tedio, la tentación, los pecados, las ganas de mudarse de vida, de ser diferente, la adolescencia inconclusa, el hambre de libertad, los defectos aceptados a la fuerza, la vida que se escapa en cada almuerzo familiar, la mano en el cuello, las piernas rozando con disimulo, el brillo nuevo en los ojos, las ganas de besar otra boca, un gemido, el cuerpo apretado, las manos buscando con ansiedad, la culpa, el orgasmo, la culpa otra vez, mierda, la culpa, el niño hablando fuerte, la vista en la
pantalla, los mensajes, la necesidad de saber qué fui para vos, la noche repetida, el cuerpo familiar, hermano, ya no amante, los pies fríos, el asco por sí mismo, por el otro, por el olor compartido, por la cama conocida, por el tedio, la calva incipiente, las arrugas que se harán profundas, el cepillo de dientes mal colocado, las toallas mojadas, la sed de uno mismo, la zozobra, los gritos, el enojo, la frustración por lo que no hay aunque haya de todo, la distancia, el frío y el calor, el hielo y el fuego, las manos que se prenden, la lengua que aprende a saborear de nuevo, la tristeza del cuerpo abandonado, el espacio, la ruptura, las lágrimas, los reproches, el enojo del otro, la culpa propia, mierda, la culpa, el abandono, la casa vacía, los pasos escasos, el niño preguntando, el niño llorando, esta casa no es casa es un barco que se hunde, la gente, las explicaciones, los vecinos preguntando por vos, el almuerzo familiar convertido en velorio, las llamadas, los recordatorios, las memorias, las fotos de la boda, de la luna de miel, cuando éramos jóvenes, los planes que dejamos en el camino, la canción que te gustaba, todas las que olvidamos, el té, la compañía en las noches de desvelo, el sillón para uno solo, la vida que vibra afuera, la gente nueva, la fiesta, el duelo, la fiesta, el duelo, la fiesta, el duelo, las bienvenidas y los adioses, los legos para armar otra mentira, el reacomodo, la ira por lo que nunca fuiste y siempre quisiste que fuera, los pagos, las cuentas, los acuerdos, el abogado, la abogada, firmas pendientes, vida familiar, la cita en el juzgado, llamadas, un cigarro, el trago de medianoche, otra vez los recuerdos y la culpa, mierda, la culpa, las lágrimas, el desencanto, el cuerpo nuevo que se fue para siempre, las arrugas propias, la soledad de la madrugada, la cama vacía, otra vez tu canción, los recuerdos, la falta, la ausencia, las disculpas, los gritos, el llanto, los mensajes, el arrepentimiento, la vida que se te acaba, la soledad que no mediste, el regreso, el abrazo de hermano, de compañero, el perdón que tiene filo, la cama otra vez compartida, la rutina levantada del suelo, la hoguera consumida y abandonada, la ceniza del hola y el adiós que se sacude de la foto que adorna la chimenea.


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