Otra vez encontré a la extraña en el espejo.
debajo de sus ojos y dentro, muy dentro,
había un brillo.
No quiere morir, me dice.
Quiere que la deje reír un poco más.
Quiere querer, quiere ternura.
Quiere sostenerse en el recuerdo
de su mano derecha reptando
sobre la sábana,
atravesando la almohada
para anclarse a la mano tibia y exacta,
cerrarse completa y quedarse guardada ahí,
para siempre.
Es mi hogar -susurra.
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