Con los ojos abiertos y el libro cerrado
recuerdo el beso aquél que nació torpe
y se negó a rendirse.
Revivo y mis labios se mueven
y siento otra vez tu lengua
navegando en mi boca
tus dedos recorriendo mi brazo
con la paciencia de un cariño
que no necesita explicaciones
para elevarse y arder como cometa
mientras beso tu cara, tus párpados, tu boca
y no soy más el cuerpo lívido que recuerda pegado a la almohada
somos otra vez los dos
enlazados en las manos que por ahora son solo palabras esperando
volverse nudo apretando la distancia.
Añoro, siento, extraño y sueño nuestras manos entrelazadas cada noche. Nunca fue así, pero estoy seguro que en una vida anterior lo fue.
ResponderEliminarTengo miedo de perderte, aunque nunca te he tenido. Tengo miedo de irme, aunque no estoy. Tengo miedo de todo, menos de ti.