Laberintos densos y absurdos. La realidad distorsionada por nuestros deseos y la vida concentrada en un par de horas que no podían ser. Queda lavarse las grietas, borrarte hasta que la sombra quede convertida en un recuerdo que no duela. Un recuerdo pequeño, que se pueda llevar con comodidad y que, con suerte, se pierda en el camino.
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