22 julio 2013

Nunca aprendés a gritar.

¿A vos te pasa que amanecés un día, o despertás o volteás, o de repente nomás razonás ese dolor por dentro? Como un grito, como un monstruo enroscado en tus entrañas llamándote sin voz, pidiéndote que lo liberés, que lo dejés ir, que permitás mostrar sus incisivos y ensartarlos en tu carne, desgarrarte y hacerte trizas para por fin abandonarte y esconderse en otro pliegue de la falda, y desde ahí, empezar otra vez a crecer, a alimentarse, en silencio, con tus ojos, con tus manos, con tus pies, con tu enojo, con tu frustración, con tu camino, con los otros, con nadie, con la soledad o la noche, o la madrugada o la tarde, con árboles o concreto, o con lo que sea, porque el monstruo todo lo consume y te consume y te colma y te incendia y sale por fin sin esperar más, corriendo para siempre volver, para embestirte y desnudarte, para agarrar tus muñecas y recordarte que sos vulnerable mientras no seás capaz de gritar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te apuntás?

Mi foto
Si pudiera dejar de escribir, seguramente lo haría. Mis otros blogs: lilianavillatoro.wordpress.com oracogeecocaro.blogspot.com eldecalogodelciempies.blogspot.com